miércoles, 25 de junio de 2008

Derramar el alma

Que suerte tengo al tenerte, mi amor, pues contigo solo soy y solo siento, mas solo puedo decirte en silencio, que del pozo de la maldad, me salvaste con tu ego. Derramo el alma, para saciar tu sed de bellas palabras, que se estrujan en tus senos, formando una coraza a la juventud, con la cual encandilas, dejando tras de si, el rastro que difumina, un encuentro con tu loco enamorado. Decidete a salir de tu escondite, y crear un mundo, en aquella pequeña estrella, en la cual jugamos mil noches, a hacernos el amor, y donde creamos un paraje, el idilio de nuestra pasión.

Gloria bendita sería morir en tu nombre, pues por más penas, que me dé esta vida tan humana, el quererte y no tenerte, seria el peor de mis pecados, ya que un infierno serí estar preso de un amor no correspondido. Alojame en tus relampagos de miel, y acercame al baluarte de tu virginidad, que la ncohe ya tiene los bandos formados, y derramando nuestras almas, seducen a las luciernagas, para crear con ellas, la corona más hermosa, para ponertela a ti, oh! reina de mis cielos y mis sueños.

Me inclino, sumiso, ante ti, puedes destruirme si quieres, pero tan solo quiero que oigas un suspiro y nada más, que ayer me enamoré de ti, y hoy, y mañana también, pues cada dia que pasé haré, que te vuelvas a enamorar de mi, como antes, como siempre, como fue nuestro amor, en otras vidas, ya pasadas.

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