Hoy he vuelto a ver a Dios, reflejado en los ojos de una linda mujer, que paseaba por el parque, a las 5 de tarde, nuestras miradas se cruzaron, y una aura llena de inmesa pasión invadio nuestros corazones, no se acercaba, pero me miraba y se reia, al ver, las caras que yo ponia para llamar su atención.
Eran sus cabellos negros, los más hermosos que había visto jamás, como el azabache más oscuro, en el cual residía Satan, preso de la oscuridad yacente que gemia de su cabellera larga hasta la cintura. Sus ojos eran el cristalino lago de ideas desaparecidas, azules como el agua más pura y bella, los cuales, me suplicaban el baño sublime y el candor más apacible para descansar mi ego atrofiado. Sus labios carnosos, clamaban al cielo, el beso más pueril, para calmar su sed virginal, ya que el fuego de su cuerpo, empezaba a emergir. Y sin querer, algo pasó que no puedo recordar, solo recuerdo, tumbado en la cama, con aquella belleza desnuda, entre un velo transparente, que dejaba entrever, la belleza de su juventud en su cuerpo, esos senos como dos rocas duras, y esas curvas de ensueño, en la cuales, me quiero perder. Ella me decía: Noble profeta de la palabra, tú que, con tus palabras predicas el amor a todas horas, tú que alegras el llanto de una mujer desdichada, tú, aquel que dice haber estado en el cielo...........Desnudame el alma, antes de poseer mi cuerpo............desnudame el alma, con un verso de tu rezo.
Mas yo solo le pude decir: La poesía más bella, es la sensación de ver como se desnuda el alma, a través de las palabras, y que una mujer hermosa, de cuerpo y de alma, me quiera tal y como soy.


No hay comentarios:
Publicar un comentario